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22 de julio de 2025

“No sé si tenemos ganas de darle el cerebro de nuestros hijitos a esos poderes”

Ana Inés Serra brindó dos conversatorios sobre “Acompañar a las infancias en tiempos digitales”. Se refirió a los riesgos y efectos del uso de teléfonos celulares desde muy temprana edad. El impacto adictivo de las pantallas y su incidencia en las conductas

Por Alejandro Vis

La propuesta fue muy interesante, a partir de un tema central: “Acompañar a las infancias en tiempos digitales”. Acompañado por una pregunta, que invita al análisis: “¿Nuevas infancias o nuevas miradas?”. La relación de los chicos y también de los adultos con el teléfono celular, la manera en que lo utilizamos, tiene una incidencia directa en la vida cotidiana. Genera consecuencias, que es muy importante tener en cuenta.

El viernes 11, Ana Inés Serra brindó dos conversatorios en el Jardín de Infantes 903 y en la Escuela 14, para las comunidades educativas de ambas instituciones y del Jardín 906, pero también abiertos a todos los vecinos interesados en asistir. Fueron organizados por las cooperadoras de los establecimientos escolares mencionados.

Es de Coronel Dorrego, donde trabaja en primera infancia desde hace más de 20 años. “Es mi ámbito y mi lugar”, expresa en una conversación con La Voz del Pueblo.

Se formó como profesora de Educación Especial y se especializó en atención temprana del desarrollo infantil. Explica que “después seguí siempre estudiando lo que tiene que ver con crianza, con la infancia”.

En este contexto, señala que “ya hace muchos años empiezo a observar algunos niños con conductas atípicas o de riesgo en el desarrollo. Cuando indagábamos mucho o un poquito nomás, ya habían estado cerca de pantallas. En ese momento no había ni teléfonos ni tablets, eran las computadoras de escritorio”.

Por este motivo, comenzó a investigar y también buscó ampliar la divulgación. “Lo que yo estaba viendo en los jardines, en mi rol de educadora, quería poder transmitirlo a la gente. Es algo que me apasiona”, subraya.

El teléfono celular se puede encontrar en distintos ambientes de la casa, “en el baño, debajo de la cama, en cualquier lugar. Es la diferencia con lo que sucedía anteriormente con el televisor o la computadora de escritorio, cuando estábamos todos viendo lo que miraba ese niño”.

“Dos grandes quiebres” surgen de su observación. Ana Inés Serra menciona “la llegada de los smartphones y la pandemia. Son dos puntas que aceleraron el proceso, que para mí en muchos casos es peligroso cuando hablo de infancia”.

En su comunidad, confirmó “cómo aumentaba el riesgo si la familia no podía modificar algunas pautas de crianza. Ese niño es muy probable que después tenga un diagnóstico”.

Siente mucho interés en informar y exponer los argumentos. “Es algo que milito desde mi tarea. Se habla que hasta los 3 años no haya nada de contacto con el teléfono celular, ya hay países que están planteando hasta los 6 años. Soy partidaria de decir nada y después se ve el caso de cada familia”, afirma.

Al respecto, da un ejemplo claro: “Es como ir al cardiólogo y que te diga comé sin sal, porque te hace mal. Vos vas a hacer lo que puedas, pero la responsabilidad nuestra es decir que no les den”.

Solicita y recomienda momentos del día para estar alejados del teléfono celular. “¿Cuando digo ‘nunca, nunca’? -exclama-. Les pido a las familias que en los momentos de la alimentación no haya ningún dispositivo prendido. La alimentación de un nene de cuatro o cinco años son diez minutos sentado a la mesa, es breve”.

La misma sugerencia realiza para “cuando se van a dormir. Los indicios de riesgo pueden aparecer en alteraciones del sueño, cuestiones sensoriales. Que terminan afectando la conducta, el aprendizaje. Y ‘nunca, nunca’ en el cambiado de ropa, de pañales, que estamos interviniendo en su cuerpo. Es bastante común darle el teléfono para que se quede quieto”.

Hay al menos una situación más que requiere tener los teléfonos lejos, de acuerdo a su análisis. “’Nunca, nunca’ para ser consolados o consoladas. Si se enojan, si tienen un berrinche, que aprendan a conocer la emoción que sienten, porqué se enojaron y recién ahí ver qué hacer. Hoy lo que estamos viendo, es que ante el enojo calmamos la reacción con el celular”, plantea.

Responsabilidades

Ana Inés Serra habla de lo que produce la pantalla a nivel neurológico. “La dopamina es un neurotransmisor que está vinculado al placer y al bienestar, todos necesitamos una microdosis. Pero la pantalla da una bomba de dopamina, eso nos genera como una sensación de bienestar de mentira”, sostiene.

Como una muestra de sus palabras, menciona que “ves a un nene de tres años que está en pleno capricho enojadísimo, le das la pantalla y se queda con la boca abierta, se le pasa. Eso es un cerebro en el que está generándose una adicción claramente”.

En esta línea de pensamiento, indica que “las pantallas producen a nivel neurológico lo mismo que cualquier otra sustancia adictiva como cocaína o nicotina. Imaginemos el efecto en los cerebros, es grave”.

La organización en el ámbito familiar a veces no resulta sencilla, regular el uso de los dispositivos implica un desafío: “Uno de mis lemas es no generar culpas, pero si asumir responsabilidades. En esa responsabilidad decir bueno, en algún momento se lo tengo que dar, pero no mientras comemos. Evitar el mal uso, la falta de curaduría digo yo, no sabemos ni lo que están mirando. Creer que se encuentran seguros en su dormitorio y en realidad, están consumiendo no sabemos que a través de las pantallas”. Sobre este último aspecto, señala que “hay aplicaciones para tener conocimiento de lo que miran, tenemos que ser curadores”.

El primer paso

Se puede lograr un cambio que describe como “maravilloso”. Cuenta cuando “un niño llega con lo que llamamos conductas atípicas. No responde a la mirada, lo llamas y tampoco responde al nombre. Si la familia no puede reparar lo que le sucede a ese niño, es probable que a los cinco, seis o siete años tenga un diagnóstico. Quiero que muchos no lleguen a tenerlo”.

Si se apagan las pantallas, “esa familia empieza a mirar, a jugar. Un nene que tenía muchísimas características -por ejemplo- de autismo, TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), trastornos sensoriales, el diagnóstico que sea, comienza a mirar a los ojos, a pronunciar palabras, a jugar -reitera-. Ahí decís, tenemos que divulgar esto, el primer paso es juntarnos a charlar, discutirlo, es mi rol en las charlas y conversatorios. Estoy muy feliz por la invitación que recibí para venir a Tres Arroyos”.

Considera que “un nene antes de los 12 años no debería tener su celular. Si se queda solo un rato, puede utilizar un modelo anterior solo para llamadas y mensajes. Pero no que tenga aplicaciones, redes sociales, que es una de las cuestiones más peligrosas desde todos los ámbitos”.

En el cierre de la entrevista, habla de “una mamá que me decía ‘mi hijo ya no me pide Netflix, quiere Youtube, porque son cosas preparadas para ser consumidas en forma permanente. Hay un sistema mundial que quiere que estemos metidos ahí, no sé si tenemos ganas de darle el cerebro de nuestros hijitos pequeños a esos poderes”, concluye.

 

El teléfono celular en las escuelas

Ana Inés Serra evaluó, en el diálogo con este diario, el uso de teléfonos celulares en el ámbito escolar.

“Desde mi lugar, esto es personal totalmente, creo que en la Primaria los chicos no tendrían que tener celulares. En el caso que se deba trabajar algo vinculado a la tecnología, casi todas las escuelas tienen un apoyo de laboratorio. Pueden compartir una computadora. O un niño que lleve una compu y la utilizan en grupo”, opina.

En cuanto a la Secundaria, observa que “ya muchas, inclusive en Coronel Dorrego donde yo vivo, están retirando los teléfonos en los primeros años para luego comenzar a usarlos de manera gradual y con responsabilidad”.

Advierte que “para mí nos estamos equivocando en creer que un niño de 12 años puede regular el uso. No puede, porque es algo sumamente adictivo”.

Por esta razón, manifiesta que no sirve decirle “bueno, utilízalo un ratito y listo ¿Cuánto es el ratito de algo que no parás? Si a los adultos nos pasa que vamos a agarrar el teléfono para ver la hora y terminamos mirando un reel”. ( LVP)

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